An excerpt from an interview with Mariela Castro, daughter of Cuban president Raul Castro, published in the spanish newspaper La Vanguardia on May 10, 2008. Public responses to the interview may be found by following this link.
¿Es Cuba una sociedad especialmente machista?
Todas las sociedades son patriarcales… Machistas. Otra cosa en que en los países desarrollados todo sea más solapado porque el lenguaje es más sofisticado y "políticamente correcto". Porque todo está mejor ensayado para tapar y hasta mentir. Si no, ¿cómo se justifica la violencia de género que sabemos que hay? Creo que el machismo cubano es menos violento que el que hay en Europa, gracias a que hubo una Revolución que estableció políticas a favor de los derechos de la mujer desde los años 60: los hombres tuvieron que hacerse más humildes y ceder espacios. De todos modos, quiero destacar los avances logrados en España, donde se habla abiertamente de la violencia de género. En otros países europeos hay lo mismo pero se silencia.
Aquí también.
Sí, hay que hablar más de este asunto. Estamos luchando para ello. Pero, aunque hay violencia, predomina la de tipo verbal; la física es mucho menor. Entre otras cosas por las estructuras comunitarias y de barrio, que rápidamente reaccionan y frenan esas situaciones. Lo que le indico son conclusiones de trabajos científicos realizados en Cuba. No son mis suposiciones.
Hay muchas otras áreas que, según se ha reconocido, requieren reformas en Cuba. A su juicio, ¿qué hay que cambiar prioritariamente?
Para mí, la clave es desarrollar los mecanismos de participación. Eso determina e identifica qué cambios hay que hacer y cómo. Lo primero es que todo tenga un sentido más lógico. Porque a veces siento que hay mecanismos absurdos que parecen estar cambiando. Lo más importante es no perder de vista el objetivo principal del socialismo: la emancipación del ser humano; su bienestar con equidad y justicia social; y que cualquier cosa que se haga sea en función de satisfacer las necesidades crecientes del ser humano. No es que ahora queramos construir una sociedad de consumo, que es la antítesis del socialismo, pero sí que se produzcan los bienes y servicios que la gente necesita. Yo también tengo fe en el mejoramiento humano, por eso sigo apostando por el socialismo. Ahora, me gustaría que fuera con menos prohibiciones, como decía mi padre. Con menos burocratismo, lo que permitirá generar mayores niveles de satisfacción. Y en la medida en que se desarrollen mejor los mecanismos de participación, la misma sociedad es la que propone y decide. Así se hizo en el proceso de consultas tras el discurso de mi padre del 26 de julio: la gente criticó, analizó y propuso. Esto ha quedado como un mecanismo de participación permanente, lo cual me parece muy bueno, pero no debe ser la única manera de hacerlo.
Aunque ahora rige el PC en solitario, ¿no habría que dar cabida a otras opciones políticas?
Este asunto lo hemos discutido entre todos. Mirando la historia de Cuba, su condición de país asediado por una potencia tan poderosa como la norteamericana…, esa condición no ha cambiado desde el tiempo de Jose Martí hasta hoy. Por tanto sigue predominando el pensamiento martiano de una fuerza única. Entonces fue el Partido Revolucionario Cubano, que Martí fundó cuando logró por fin la unidad de los cubanos. Gracias a ella se consiguió la independencia. La desunión era una de los obstáculos que nos impedían avanzar. Era el último país que quedaba por independizarse de España en este continente. Martí logró con toda su genialidad unir a todos los cubanos en ese partido de unidad revolucionaria y establecer una estrategia común. Fidel retomó la idea de Martí.
Y cuando desaparezca ese asedio de Estados Unidos…
Probablemente cambiarán las cosas
¿Habría entonces que crear partidos y celebrar elecciones pluripartidistas?
No sé lo que decidirán los cubanos cuando eso ocurra. No me lo imagino. Estoy segura de que, si hay participación, los cubanos determinarán lo que sea mejor. De momento, el PC tiene que ser un partido de participación como lo concebía Martí: un partido amplio donde todos los cubanos podamos verter nuestras opiniones e ideas. Creo que ese principio está retomándose. Pero hubo un momento en que yo creo que no fue así, en algún momento el Partido fue muy rígido.
¿Hasta cuándo fue o ha sido así?
Bueno, no soy historiadora, pero creo que unos cuantos años. Sin embargo, observo que eso está cambiando y me da satisfacción.
De los debates en Cuba salieron críticas que en parte se están abordando, pero queda mucho. La gente quiere viajar con más libertad y poder comprar o vender un coche o una casa sin tantas trabas. ¿Qué opina?
No sé lo que se está analizando ni lo que se va a decidir. A mi me encantaría que esas cosas se solucionaran. Actualmente la gente puede salir pero con muchas dificultades. Habría que reducir los obstáculos absurdos, que me parecen espantosos. Ahora bien, me imagino que se están analizando montones de cosas sobre por qué se pusieron esas restricciones y cómo debería hacerse ahora… Porque todos los países tienen restricciones y normas para todo, pero no tienen leyes extranjeras que dificultan aún más la elaboración de sus políticas nacionales. Nosotros tenemos la ley norteamericana de Ajuste cubano, que premia a los que se van de manera ilegal y no otorgan las visas acordadas para viajar a los EEUU de manera legal. Y este es un asunto muy grave que debería resolverse con el apoyo de los gobiernos que dicen amar la democracia. Es difícil encontrar la justa medida en medio de las hostilidades, pero no podemos ponernos limitaciones añadidas a las que ya nos imponen los enemigos de la nación cubana. Que todo se analice con profundidad, para encontrar las mejores soluciones. Que no sea que privemos a la gente de su derecho a salir. Por mi, que le den permiso a todos los que quieran salir, siempre que no tengan deudas con la justicia.
En cuanto a las casas…
Debe evitarse que una persona con dinero pueda tener cinco casas cuando mucha gente no tiene vivienda. Es un problema complejo que existe también en Europa. Tal vez haya que encontrar una fórmula que proporcione derechos, de forma que los ciudadanos puedan comprarse una casa, pero no cinco.
Fidel y Raúl han hablado de la necesidad de un cambio generacional. Pero en la elección de la cúpula del Consejo de Estado no lo hemos visto.
Tengo la impresión de que la introducción de personas jóvenes se pretende hacer despacio, lo cual me parece inteligente. Primero irán junto con los históricos, que se jugaron la vida por la Revolución y no tienen ningún otro compromiso. Eso tiene valor. Supongo que habrá un proceso en el que los jóvenes empiecen tomando las decisiones ejecutivas mientras los mayores siguen marcando las estrategias. No sé, estoy observando lo que pasa como cualquiera.
¿Estaría dispuesta a meterse más en la arena política?
No me gusta la carrera política. Me siento más libre así.
¿Qué le aconseja últimamente a su padre?
Ahora lo veo menos porque está más ocupado. Y cuando nos vemos tratamos de no hablar de problemas porque, si no, se nos echa a perder el encuentro familiar. En lo que más le interesa mi opinión es en el tema de la sexualidad, en esto que estamos haciendo. Debo reconocer que me ha facilitado mucho el contacto con el Partido, me ha ayudado. Él, a veces juega (ríe). Me dice: "Tienes que convencer a fulano o a mengano. ¿Ya lograste persuadir a éste? Tienes que hacerte aliada de este otro". Hace bromas, pero me está dando el mensaje de que hay resistencias y debemos trabajar cuidadosamente.
Y más en general, ¿no le pide opinión?
No, porque podríamos discutir y no lo deseamos. De todos modos, le hago llegar mis criterios a través de sus compañeros. Si algo me preocupa o no estoy de acuerdo con alguna cosa, por ejemplo. Así no peleamos.
¿Han discutido mucho de política?
Desde niña. Yo siempre preguntaba, cuestionaba, criticaba.
¿Le hace caso?
Si lo hace no me lo dirá.
¿Cómo valora la forma en que se ha hecho el relevo en la presidencia del país y el papel que se ha reservado para Fidel?
Fidel es líder; más que jefe, es líder. Ésa es la diferencia, que a veces no se entiende. Él tiene una gran autoridad moral, histórica y de sabiduría. Tiene autoridad por ser un hombre muy valiente, porque siempre se jugó la vida, sin miedo al ciclón, a la dictadura, a los espías, a ninguna circunstancia. Porque siempre se comprometió por mejorar la vida de su pueblo, aunque a veces fuera difícil porque había poco pan y muchos a repartir. Para los cubanos es un referente histórico e incluso de identidad cultural e ideológica. Siempre le llamaremos comandante.
A menudo se subrayan las diferencias entre ambos hermanos e incluso hay quien ve cierta resistencia de Fidel a los cambios impulsados por Raúl.
No lo sé, ni nunca me voy a enterar. Para mi también es una incógnita porque ellos llevan muy discretamente lo que hacen.
En general, se dice que son diferentes y tal vez complementarios.
Son personalidades muy diferentes, pero eso de complementarios es un cliché. Cada uno aporta lo suyo. A mi modo de ver, Fidel es el que cuida la estrategia, los objetivos fundamentales, los principios básicos que no se deben cambiar… Y mi padre, que también ha participado en eso, cuida más atentamente los momentos concretos de esa estrategia; los engranajes del mecanismo. Tiene mucho sentido común y de trabajo en equipo. Por algo el Ejército se considera el Ministerio mejor organizado. El sentido común ayuda a encontrar soluciones prácticas. Fidel tiene un sentido más filosófico, aunque muchas veces demostró también un gran sentido común. Pero Fidel es sobre todo el de las grandes jugadas en el escenario político. En los momentos de confrontación o dificultad, verle a él es como ver a un maestro del ajedrez que siempre hallará una jugada genial.
Dicen que Raúl es duro, exigente.
Es exigente, pero flexible y muy humano. Capaz de perdonar en hechos aparentemente imperdonables.
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