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MAURICIO VICENT - La Habana - 12/06/2008
Cuba vuelve a ser centro de debate en la Unión Europea. Los ministros de Asuntos Exteriores de los Veintisiete decidirán el 16 de junio si levantan definitivamente las sanciones impuestas a la isla en 2003, lo que permitiría reabrir el diálogo político con La Habana, o mantienen la política actual, con las sanciones congeladas pero vivas, algo que Cuba considera un impedimento insalvable para normalizar las relaciones. La presidencia eslovena de la UE, España y la mayoría de los países de la Unión Europea abogan por abrir una nueva etapa y aprovechar el actual momento de Cuba, con un Gobierno de Raúl Castro que ha alentado expectativas de cambio.
La revisión anual de la posición común hacia la isla, y la decisión sobre qué hacer con las sanciones impuestas a raíz del encarcelamiento de 75 opositores, tiene lugar esta vez en un escenario diferente. La existencia de un nuevo Gobierno en Cuba que, a juicio de los jefes de misión europeos en La Habana, "ha iniciado una dinámica real de cambios", y el efecto Obama, que por primera vez plantea la posibilidad de que Washington dé pasos de acercamiento a la isla, en caso de que el candidato demócrata llegue a la presidencia de Estados Unidos, favorecen a los que apuestan por la normalización.
La presidencia eslovena ha elaborado un borrador de resolución que propone el levantamiento definitivo de las sanciones, suspendidas desde 2005. La Habana ha convertido en una cuestión de principios su eliminación total, algo a lo que hasta ahora se han opuesto países como Reino Unido, Suecia y la República Checa, mientras los disidentes encarcelados no sean puestos en libertad. Estados Unidos ha irrumpido en el debate pidiendo abiertamente a la Unión Europea que no deje que Cuba "se salga con la suya". España y los países favorables al acercamiento sostienen que mantener bloqueadas las relaciones no conduce a nada, mientras que es precisamente el diálogo lo que más puede contribuir al cambio y al mejoramiento de la situación de las libertades políticas en la isla.
El mes pasado, los jefes de misión de la UE en la isla enviaron un informe a Bruselas en el que constatan que el relevo de Fidel Castro ha abierto una "nueva etapa" y consideran que Raúl Castro ha "iniciado una dinámica real de cambios". El informe destaca algunos avances en materia de derechos humanos -como por ejemplo, la reciente firma de dos pactos de la ONU o la liberación de cuatro presos del grupo de los 75-, y evalúa positivamente algunas medidas introducidas por el Gobierno de Raúl Castro. El informe no contiene recomendaciones, pero es "el más positivo realizado hasta ahora", según una fuente de la Unión Europea.
Dos elementos más juegan a favor del cambio de política hacia Cuba. En la cumbre entre la Unión Europea y América Latina celebrada a mediados de mayo en Lima, delegaciones importantes como la brasileña o la mexicana expresaron informalmente a altos representantes de la diplomacia europea su posición a favor de que la Unión Europea acompañe el proceso de cambios en la isla. Otro factor es el efecto Obama. Si el candidato demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama, llega a la presidencia, podría darse la paradoja de que Estados Unidos cambie su política hacia Cuba mientras Europa sigue en las mismas. "Si eso ocurre, es previsible que países europeos que hoy se oponen a la normalización, mañana cambien, lo que dejaría a la Unión Europea en evidencia", afirman diplomáticos europeos. El debate preparatorio realizado en Bruselas en el ámbito de los expertos ha demostrado que hay una clara mayoría a favor del acercamiento a Cuba, aunque países como Suecia y la República Checa se resisten, afirman fuentes de la Unión Europea. No impulsar ahora una política activa hacia Cuba sería un error, sostienen los proclives al diálogo.
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