Monday, September 15, 2008

La tragedia del occidente cubano

The Miami Herald, September 15, 2008
PINAR DEL RIO, Cuba

Evelio Medina Díaz y su esposa huyeron de su humilde finca cuando los huracanes Gustav y Ike devastaron la región.

Dos veces dejaron atrás su casa casa y varios pollos, pavos, cerdos, vacas y un buey. No salieron mal parados cuando Gustav derribó unas 90,000 viviendas en su zona el 30 de agosto. Cuando Ike llegó diez días después, no fueron tan afortunados.

El huracán derribó la pared de bloques del lado este de la casa y destrozó el techo de guano. Los fuertes vientos acabaron con los muebles. Una hilera de palmeras quedó cortada como si hubieran usado una sierra.

Un establo con techo de zinc colapsó. De alguna manera, los animales, entre ellos una cerda y 11 cerditos, se salvaron.

La familia Medina se une así a más de 90,000 otras en el occidente cubano que tratan de recuperar sus viviendas --en muchos casos seriamente dañadas por la primera tormenta. Gustav fue un huracán de Categoría 4 cuando devastó buena parte de la región, dejando a los habitantes a oscuras y, ahora que pasó, a la intemperie. Ike tenía Categoría 2 y terminó de acabar con lo que quedaba en pie debido a la fuerza combinada de la suerte y la oración.

El sábado, Medina y su esposa Josefina Perre León estaban allí mientras trabajadores trataban de colocar un techo nuevo a la casa. Perre, que tiene dos hijos y cinco nietos, se lesionó un hombro tratando de mover un colchón dañado, de manera que lleva el brazo en un cabrestillo improvisado. Su esposo dijo que no había visto ninguna señal de ayuda de la Defensa Civil.

"Dijeron que podían pasar tres o cuatro meses antes que llegaran los materiales'', dijo.

Pero aunque la prensa del gobierno está llena de historias positivas sobre el ‘huracán del pueblo'' que toma las calles para reconstruir el país, los altos líderes del país reconocen que la situación es grave, particularmente en el Occidente de la isla. El gobierno cubano ha aumentado significativamente su cálculo de viviendas perdidas a más de medio millón en todo el país.

"En ocho días nos golpearon dos huracanes. Eso nunca había pasado'', declaró la semana pasada a los medios Esteban Lazo, miembro del Buró Político del Partido Comunista. "Gustav afectó a la gente en Pinar del Río, pero Ike causó daños en 169 municipios. El país no tiene los recursos económicos suficientes, así que no podemos permitir que alguien a quien se le mojó el colchón o que perdió parte del techo de zinc o de tejas exija que se los reemplacemos'', expresó. "Hay que secar los colchones, hay que reemplazar las tejas, hay que recuperar los clavos y volverlos a usar para fijar las planchas de madera del techo. Hay que recuperarlo todo. Eso es lo que el país necesita hoy'', agregó.

En Pinar del Río se perdieron más de 25,900 toneladas de productos agrícolas y 1,184 más quedaron dañadas. Según los periódicos cubanos, 13,070 hectáreas de vegetales, 2,931 de granos y frutas y 3,306 casas de tabaco quedaron destruidos.

En San Cristóbal se derrumbaron 6,000 viviendas y en Los Palacios fueron 6,108.

Casi la mitad de la provincia no tiene servicio eléctrico.

Cerca de la finca de los Medina, empleados de la empresa de electricidad reparaban la red que da servicio a su casa. Pero el matrimonio no estaba sentado esperando. Ya estaban de regreso, atendiendo los animales y reparando cosas ellos mismos.

Un sobrino de Medina', que vino a ayudar, llegó con un buey.

"Los trabajadores habían logrado reanudar el servicio eléctrico al 70 por ciento de los municipios'', informó la agencia de noticias oficial. "El segundo huracán fue un golpe a ese esfuerzo'.

El sábado por la tarde en Viñales --un lugar particularmente popular entre los escaladores-- bajo un sol ardiente, empleados con sierras cortaban árboles caídos y los linieros trataban de restablecer el servicio eléctrico. Otros equipos de hombres reemplazaban tejas rojas que el viento se llevó.

Un día después que Gustav obstaculizó las calles de Viñales con árboles caídos, los vecinos se dedicaban a limpiar las calles de escombros, dijo Zenaida, que escogía frijoles negros en una bandeja en su portal el sábado. Cuando Ike estaba camino de la zona, la gente le dio albergue a extraños.

"Yo sé que algún día moriré y nunca he hecho algo más importante'', dijo Julio César Rodríguez, presidente del consejo municipal de la Defensa Civil, al diario oficial Juventud Rebelde.

Su responsabilidad era que el pueblo de Guane evacuara completo antes que el río comenzara a crecer.

"Las caras eran como las de la tripulación en la película Titanic'', dijo, según el diario.

Olga Lidia Tápanes, presidenta de la Defensa Civil de Pinar del Río, dijo que una de las tareas más urgentes era evitar el brote de enfermedades.

"Siempre hemos dicho que en Pinar del Río estamos preparados para los ciclones, pero esto fue demasiado'', dijo. "Fue un día muy largo con los vientos de Gustav y Ike provocó fuertes inundaciones. La gente está lesionada sicológica y espiritualmente''.

Juventud Rebelde señaló que han pasado dos semanas desde el paso de Gustav, y Tápanes no se ha quitado su uniforme militar y botas de combate.

"Para que todos sepan que estamos en guerra'', declaró al diario.

El corresponsal no se identifica porque no tiene la visa que exige el gobierno cubano para reportar desde la isla. La redactora Frances Robles, de The Miami Herald, contribuyó a esta información.

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